martes, 28 de agosto de 2012

Cardio-reflexiones

Podríamos considerar que enamorarse es como emparejarse con otro de su preferencia, ya sea física u emocionalmente (generalmente ambas). Se pueden hacer más consideraciones teóricas al respecto -sobre las cuales no me interesa detenerme- porque creo que todo lector tiene un concepto idealizado acerca de lo que cree que es “el amor”.
No hablo del amor de un hombre por su club de fútbol, o de una mujer por un pantalón que vio en un afamado local del Shopping. Tampoco del que una madre tiene por su hijo. Me refiero al que siente un hombre por una mujer -Éste es mi caso, o al menos es lo que vino sucediendo hasta ahora- pero hay muchas otras variantes.
Esas ansias de aliarse, en alma y carne, con alguien de su atracción. Truncas o no, ya que, aclaremos algo, no hay nada peor que un amor unidireccional, una especie de contrato firmado por solo una de las partes, una relación sin avales jurídicos -por así decirlo. En la jerga cocoliche suele denominarse “amor no correspondido”. Concepto con el cual no concuerdo. Todo amor puede corresponderse si se realizan las uniones pertinentes entre ambas personas, no hablo de mentir, tampoco de ocultar, mucho menos de forzar algo. Sino de predisponerse a sociabilizar y compatibilizar con la persona en la cual se decidió depositar quereres. Interesarse por sus intereses (valga la redundancia) y ver si son similares a algunos de los tuyos (ya que si tuviesen los mismos gustos sería enamorarse de uno mismo, y de ególatras está lleno). 

Es amor es crecer hacia adentro con alguien de afuera. Crecer es ir coleccionando figuritas de lo que aprendimos. Algunas son más fáciles, otras más difíciles, pero lo importante es no parar de juntar, aunque se pierdan, o nunca se llegue a completar el álbum.
Si enamorarse es una manera -más o menos dolorosa- de evolucionar, de aprender a alguien, de empezar a descifrar el lenguaje en el que está escrito el libro de cada uno y leerlo hasta dormirse sobre él. Si es que de eso se trata, creo que sería interesante y muy cultivador para todos, que cuando alguien nos interese amorosamente, nos ocupemos en decodificar y entender lo escrito, y no sólo leerlo en el baño como un simple texto pasatista. Tal vez aprender algún idioma nuevo previo a su lectura, ya que consideremos que no todos estamos escritos en el mismo código lingüístico.
Quizás, a veces, uno no elije conscientemente de quien se enamora. Pero si elije de que manera enamorar a quien de uno se enamoró.
Ojalá, algún día comprendamos que para enamorar a alguien hay que aprender cosas nuevas, no sólo sobre esa persona sino sobre nosotros mismos. Descubrir habilidades en cuerpo propio y ajeno. Y de no tenerlas, ir a por ellas. Si la persona que te gusta, escucha Ismael Serrano, y vos sos del palo del Heavy Metal dale una chance, bajándote un tema. Si tu ‘’candidato’’ es fanático de Dragon Ball, y vos sos mas de La pequeña Lulú, mirate un capítulo. 

Eso es amor… aprender cosas nuevas, crecer hacia adentro bajo la tutela de alguien foráneo.


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