Mientras escribo esto anhelo hacer cucharita con un calefactor Eskabe, ante la mecánica e infraestructural imposibilidad de cumplir mi deseo me resigno y salgo a la calle, donde la gente porta su mas agreste cara de soldado malvinense o sobreviviente uruguayo de la tragedia de los Andes.
Todos utilizan a la ausencia de calor como generador de plática de ambiente cálido y casual, básico, pero efectivo. Siempre respondo lo mismo como si fuese un telemarketer: "Es lo que tiene que hacer, estamos en invierno", supongo que es simple, si no te gusta andá a vivir a Costa Rica y ponete un puesto de tragos tropicales en la playa mientras digerís visualmente cuerpos latinos. Pero la realidad nos presenta un escenario diametralmente distinto al idílico y tropical ejemplo, tanto así que estoy empezando a considerar los beneficios del "calentamiento global", y la hipotética abolición del invierno junto con sus platicantes del frío.
Seguramente vos ahora estas leyendo esto con una mano en el mouse y la otra en el ganso o la cotorra (según corresponda), tal vez en un arrebato de puritanismo la dejaste en un bolsillo.
Hacemos cualquier cosa para escaparle al frío, hasta creemos extrañar a algun/a ex solo por el hecho de querer acurrucarnos a algo cálido —¿Vieron que la manito ahí abajo era mas sano?—, y créeme a mi también me gustaría estar en Costa Rica, pero estoy en una posición similar a la tuya intentando haberte hecho olvidar al menos por dos minutos de lo que todos hablan.
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